Una cabaña alquilada por una madre. Unos amigos que no se ven desde secundaria y una puerta que les juega una mala pasada. ¿siete días por delante y dos conocidos que terminan siendo mejores amigos? El frío les hará cambiar de opinión.



domingo, 7 de febrero de 2010

So what de Pink (II)


So what de Pink (II)

Tercera persona.

Después de que Katy se metiera al baño, Joss se ocupó de despedirse de todos, y de acomodar a Robert, enseñándole la casa.
— Alice, ¿De veras le caigo tan mal? Es que no sé que he hecho…— preguntó el hermano.
— Tranquilo. Katy tiene fobia a los hombres. En realidad, no puede convivir con ellos. Le costó algo aprender a vivir con Matt, y eso que era su padre. Pero cuando joss se vino a vivir con nosotras, fue igual o peor que cuando le tocó dormir con un chico en unas colonias.
El hermano no quedó muy conforme.
— Tranquilo, — le garantizo Alice. — no es por ti. Y no lo digo por decir. Es verdad, que podrías haber elegido dormir con tu hermano o conmigo, pero así podrás descansar…—Robert se asustó por la cara de su hermana— va bien que empecéis a entenderos un poco.

End tercera persona.


Después de estar casi media hora debajo del grifo, el agua consiguió quitarme ese peso que llevaba sobre mis hombros. En verdad, yo les tenía miedo a los hombres, a la coexistencia con ellos. Y ahora debía dormir, y/o estar casi todo el día con él.
Salí del cuarto de baño, y me metí en mi cuarto. Y no esperaba encontrarme eso.
— Oh, lo siento. Lo siento muchísimo, de veras. Alice no me dijo que…— repetía mientras se tapaba los ojos.
— ¡Sal ahora mismo de mi cuarto! — espeté toda roja aguantándome con una mano la toalla, y la otra indicando la puerta.
— Sí, sí, lo siento yo…— decía una y otra vez, mientras corría hacía la salida.
— Y le dices a tu queridísima hermana que suba.
Cerró la puerta de un portazo. Yo caí de espaldas a mi cama. ¿Cómo podía haber cambiado tanto mi vida?
Es verdad, como decía Alice, mi hombrefóbia, me había evitado tragos como presentarles a mi primer novio a mis padres, tener mi primera vez, o que me rompan el corazón. Podía lidiar estar con ellos, hablar, pero eso de… vivir en un mismo techo… no era lo mío.
— Y por eso era virgen a los veinte. ¡Y qué importa! ¿Hay alguna necesidad?
— Pues claro que la hay, chica. Lo que pasa que tu hombrefóbia te impide sentirla. Hasta que alguna vez explote. Y créeme, que cuando pase, no quiera ningún hombre estar cerca de ti. — rió Alice.
— Dime que no he dicho eso en voz alta…— pedí aterrada.
— ¡Sí que lo has dicho! — gritó Joss desde su cuarto, y unas risas suaves se unieron a sus risotadas, mientras que la voz de Joss resonaba en toda la casa con la sintonía de: ‘Virgen a los cuarenta’.
— ¡Jooooooooooooss!
Corrí hacía su cuarto, y la viva imagen del dios Adonis, se concentró en mis pupilas. Robert completamente sin camiseta y en sus short demasiado ajustados. Recordé que todavía llevaba mi toalla.
Mordí mi labio impaciente.
— Te odio Joss Smith— le grité cerrando su puerta de un golpe seco.
Alice se animó a las risas de sus dos hermanos, y al final yo también me uní. Había acabado sumiéndome a las bromas del hermano menor de Alice sobre mis no relaciones sentimentales y/o físicas.
— Alice, déjame.
Ella sofocó una carcajada, y luego señaló un conjunto de ropa.
— Ahí está lo que te tienes que poner.
Luego cerró la puerta. ¿Pero que se supone que tenía yo ahí? Iba a dormir, no ha salir. Me fui a mi cómoda, y saqué la camiseta de manga corta grande que tenía y luego mis shorts. Esto sería realmente un sacrificio muy grande. Cuando estaba por ponerme bien la otra pierna del pantalón alguien llamó a mi puerta.
— ¿S-S-í? — dije entrecortadamente mientras saltaba intentando meter la otra pata en el agujero correcto.
— Soy yo, ¿puedo pasar? Sí quieres, puedo dormir con Joss o con Alice, no pasa nada que madrugue…
— Sí-Sí— le corté— no hay problema, espera un momen….
¡Boom!
En ese instante Robert había abierto la puerta, y Alice y Joss estaban hablando desde la puerta de la habitación de ésta última. Ellos me miraron, mientras decían lo inevitable de siempre.
— ¿Qué ha sido eso? — preguntó Alice.
— ¿Es un terremoto? — contestó con otra pregunta Joss.
— ¿Es un huracán? — cuestionó falsamente Alice.
— No— contestamos todos menos Edward. — ¡Es Katherine Stibenson tras una caída! — ¡Cuántas veces me lo habrán dicho…
— Ja, Ja… muy graciosos. Me podría haber hecho daño… ¡ay!
— Dime que no… ¡Dima que noooo! — pregonó Alice.
— Creo que me he torcido el tobillo. (N/A: aquí me acordé de mí, y de la semejanza que tengo algunas veces con Bella Swan, por eso dejé que Katy fuera… algo patosilla. ¡Cuántas veces estuve yo en un hospital por caerme…!)
Robert, que estaba atónito ante la escena, dejó caer su maleta y vino a ayudarme en cuanto proferí una pequeña maldición por mi tobillo.
— Gracias. — susurré cuando me dejó en la cama.
— ¿Ves? Está bien que Robert duerma contigo. Así no aguantará los ronquidos de Joss, ni tendrá que madrugar conmigo, y podrá cuidar de ti.
No pude evitar asesinarla con la mirada.
— Vale, Vale…
— A veces pienso que habéis madurado, pero en ocasiones como esta, una con su humor patético, y la otra con su hombrefóbia, me defraudáis.
Alice y yo suspiramos.
— Mira quien fue a hablar. El tan maduro Joss Smith guión sor el más mejor.
— Bueno, ya basta. — se quejó Alice. — Katy, te íbamos a decir que si venías a cenar a casa de Kristin y Aytor, que nos invitan para tener nuestra noche de juerga…. Ya me entiendes, ahora que estamos todos reunidos… pero veo que ya estas con el pijama. ¿Por qué no te has puesto lo que te he dejado?
— ¿Y yo qué sabia? Pensaba que iba a dormir, no ha salir de marcha. — me defendí.
— Yo me iba a quedar…— dijo tímido Robert con una sonrisa en su rostro.
¿Pero qué se creía? ¿No se daba cuenta que sí molestaba? ¿Y de esa sonrisa torcida?
— Sí, hombre, lo que faltaba. — dije yo, luego suspiré— Perdón.
Sólo de pensar en estar sola con un hombre que panas conozco…
— Se refiere a que ella ya ha pasado por “la noche de juerga” así que a ti te falta. No sería justo que ella se haya divertido y tú no.
Le di las gracias moviendo los labios a Alice. Ella asintió suspicazmente.
— No les creas. Me emborracharon.
Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo y cerró los ojos.
— Definitivamente me
— Vas. Definitivamente te vas. — le interrumpí secamente. Luego añadí: — sí yo hice la loca bebiendo y bailando, tu también. Además, estas entre tus hermanos… bueno, si quieres.
El “bueno, si quieres…” sonó como un “Hazlo por favor” Ridículo.
— No enserio, estaría bien que fuera, pero he viajo de Londres hasta aquí en avión, luego he tenido que coger un autobús, un taxi hasta llegar aquí, todo sin dormir ni un poco. Estoy realmente agotado.
Yo, realmente, me llevaré mal con él.
Más tarde, Alice y Joss se despidieron de nosotros diciendo que no nos esperaran despiertos, y vi por mi ventana, como entraban en casa de Aytor y Kristin.
— En realidad, no tenía ganas de ir allí. No sé si se pasa mal, pero estaría rodeado de parejas.
Yo en ese momento, estaba más pálida de lo normal.
— Katy, ¿Estas bien? — me preguntó pasando su mano por mis ojos.
— Bueno, ellos se comportan bien. Cuando hacíamos reuniones, y cuando también venían Sam y Arlie, no se excedían con escenas amorosas delante de mí… ya sea… bueno no importa. Te hubieses divertido. Todavía estas a tiempo…
— No estás cómoda conmigo, ¿verdad? — me interrumpió.
— Eh, bueno yo…
— ¿Es eso de que tanto habla Joss? ¿Tu hombrefóbia?
— Sí— para que negarlo, tendría que pasar mis vacaciones con él. — Es que siempre ha sido así. Y nadie ha intentado cambiarlo y ahora llegas tú y…
— Y lo cambio todo y estorbo…
— No, no…. No pretendía ofenderte. — aclaré honestamente.
— Katy, lo entiendo. No me conoces, y ahora, pues…
— ¡Que, no, hombre! No eres tú…
— Soy yo. No cal que lo niegues. Soy demasiado para ti. — dijo en tono sarcástico.
Grave error. No había otra cosa que me molestara más que alguien engreído.(N/A: sí, otra semejanza… aunque yo no hubiese actuado de esa manera…)
— Fuera.
— ¿Qué? Oye te ha molestado mi comentario… yo solo…
— He dicho ¡FUERA! — grité señalando el cuarto.
— Vale, Vale, niña rara— canturreó con burla.
Cuando cerró la puerta un gran rugido salió de mi boca y estiré mis brazos de forma que pudiese quitármelo de encima ¡Por qué tenía que venir ahora este engreído y estropeármelo todo!

Tercera persona.

Cuando Alice y Joss, bastante ebrios entraron en casa con la típica borrachera: Shh Shh, que nos pueden oír; Pero no te rias; y las típicas risitas involuntarias, subieron a la segunda planta, dónde estaban los cuarto. Joss, intentando ser maduro, abrió la puerta del cuarto de Alice por equivocación.
— ¡Joss! — le recriminó Alice susurrándole. — no ves que te has equivocado de habitación…
— Perdón…— luego otra risa se les escapó.
Cuando Joss entró por fin en su cuarto…
— Pero Robbye ¡¿Qué haces aquí?! — chilló con su voz gravemente afectaba por el alcohol.
Bella, que estaba durmiendo, se despertó de sopetón al escuchar el estridente grito de su amigo.
— ¿Te ha echado de la cama, querido? — le preguntó Joss con voz demasiado alta a Robert.
— ¡Quieres callarte Joss! — le recriminó Alice en el mismo tono, pero se cayó ella misma con dos manos en la boca— ¿No ves que son las…— fijo la mirada en reloj de mano que llevaba y continuó susurrando—… las tres de la mañana?
— ¿Pero se puede saber que pasa? — preguntó una muy dormida Katy, mientras se tocaba el pelo y bostezaba.
— Mira, la que te ha abandonado, Eddie…
— Joss , pensaba que no te acordarías de ese diminutivo— susurró Katy asombrada.
Robert, que se había levantado del suelo dónde estaba tumbado, fue en dirección del cuarto de baño, abrió la puerta, encendió la luz, y luego le espetó a Katy, quier le había cogido algo de rencor por su repelente tacto hacia él.
— Eso se le llama efectos del alcohol, querida.
Luego cerró la puerta dejando petrificados a todas las personas que había en la casa.
Alice metió a Katy en su cuarto y cerró la puerta tras ella de un golpe, haciéndola rebotar y dejándola entreabierta, aunque no se habían dado cuenta, salvo Joss , y Robert, que al escucharla salió del lavabo.
—¡¿Se puede saber porqué has echado a mi hermano desaparecido de tu cuarto?! — le espetó con furia Alice. El aliento a alcohol de ésta, hico retroceder a Katy y que arrugara la nariz. Pero se sintió ofendida.
— Oh, no… Alice, yo no le he echado ni nada… el mismo quiso irse para dejarme espacio… No me vengas con que él es la víctima. ¡No has escuchado lo que me ha dicho! — ya había tomado valor— ¡él fue quien dijo que dormiría en otro cuarto!
Mientras, los chicos, ya que Robert había salido del baño, escuchaban pálidos la conversación. Perfectamente podrían haberla presenciado, incluso con la puerta cerrada, pues los gritos que Alice daba eran incontenibles.
— ¡Pensé que lo habían superado! Pero no, tú tenías que hacer una escenita peor que con mi hermano Joss. Pero hombre, por favor, él era tu mejor amigo. ¡No le hablaste por una semana!
Los dos hermanos se miraron, y se dirigieron a la habitación de los gritos, en cuanto un desgarrados y torturado: “¡Alice!” por parte de Katy, los hicieron reaccionar.

End tercera persona.

— Creía que todo había acabado, pero veo que tu estúpida actitud contra los hombres que conviven en tu misma casa hará estropear la semana que podría aprovechar para conocer a Robert, — me gritó Alice mientras Joss la cogía y la llevaba evitando dar patadas o arañazos a alguien. Y lo último fue lo más desgarrados que me podía haber dicho por sobre los hombros del musculoso entrenador— Gracias, Katherine.
Esa voz fría y cortante quebró mi corazón en miles de partes. Joss encerró a Alice en su cuarto, y le hico darse un baño de agua fría para quitarse ese mal genio y la borrachera. Era la única habitación con cuarto de baño privado.
Luego entró en la mía.
— Lo siento— pero no se refería a mí— Robert, por el espectáculo.
Se fue, mientras la puerta se cerraba lentamente para mi turuta, con Robert dentro, y el sonido de cuando quedó cerrada suavemente en mi mente como miles de acuchilladas.
No noté que lloraba, hasta que los sollozos se hicieron presentes.
— No lo dicen en serio, hablaban bajo los efectos del alcohol.
¿Y ahora iba de buenas?
— Déjame— le escupí tajante con mis labios hechos una línea tensa.
Me levanté- se que sería peor si fuera él quien durmiera en el sofá- y cogí mi manta y mi almohada.
— Gracias, Smith, por destrozarme la vida.
Con eso salí del cuarto y me encerraba en el salón de música que había hecho yo expresamente construir, al otro lado de la planta. Cada paso eran miles de agujas clavadas en mi pecho y los gemidos se hacía cada vez más permanentes, haciéndome el trabajo de respirar cada vez más difícil.
Me recosté en el sofá que había al lado del piano y de mis guitarras, acomodé mi manta y mi almohada, poniendo mi CD de música clásica de nana. Cada nota me golpeaba los oídos de lo alta que estaba, pero al estar insonorizada la cambra, tan solo era un bajo murmullo desde fuera.

Tercera persona.

Katy lloró, gritó y maldijo de todas las maneras posibles a Robert Smith mientras éste, dormía en el suelo de la habitación de Katy , odiándose por todo lo que había pasado, y al mismo tiempo, prometiéndose que no dejaría que esa Katherine, arruinaría sus vacaciones, por mucha enfermedad mental contra los hombres que tuviera. ¿Acaso eso de verdad existía? Se preguntó mientras escuchaba muy aislado, Moonlight de Yiruma.

N/A: Sin comentarios.